En botella, güey...
Divagaciones acerca de la cata de cerveza a propósito de 'El Mariachi', de Robert Rodriguez.

En 1993, un Robert Rodriguez de tan sólo 23 años, armado con una cámara de 16mm y un presupuesto de 7 mil dólares (1), filmó 'El Mariachi', un western mexicano espectacular, bizarro y pochoclero. Dos años después, la gente de Columbia Pictures, fascinada con el joven y pujante Robert, le aumentó el presupuesto a 7 millones y le tiró a Antonio Banderas, Salma Hayek, Steve Buscemi y hasta a Quentin Tarantino por la cabeza para que hiciera una secuela, que se llamó 'Pistolero' (o 'La Balada del pistolero'). Y Robert cumplió. La película tuvo gran éxito de taquilla, pero para muchos no superó a la primera entrega de una trilogía que se completaría en el 2003 con 'Érase una vez en México'.
Azul, el matón de buen corazón por el que confunden al mariachi (infortunio que desencadena todas las peripecias del inocente y -hay que decirlo- muy ducho con las armas protagonista de la película) bebe cerveza Corona antes y después de ajustar cuentas con sus perseguidores. Pero cuidado con intentar servírsela en un vaso. No señor. Él la toma directamente de la botella y así se lo hace saber al cantinero de turno con un legendario y ligeramente amenazante 'En botella, güey...'. Es lógico que, tratándose de un hombre con tan pocas pulgas, nadie se sienta tentado de explicarle cuál es la mejor manera de servir y saborear una cerveza.
Pero igual uno no puede evitar preguntarse: ¿qué hay detrás de esta preferencia del matón? ¿Se trata sólo de una peculiaridad del personaje, un simple rasgo de color, un detalle más de su intrincada personalidad malechora? ¿O estamos frente al producto de una deliberada, fría y calculada acción de marketing de parte de uno de los líderes de la industria cervecera a nivel global? (Pausa dramática y conspirativa).
Que el Grupo Modelo (2), dueño de más de la mitad del mercado de cervezas en México, haya realizado una publicidad 'encubierta' (vieja técnica conocida como product placement (3)) en la película del joven Robert Rodriguez, es bastante improbable aunque no imposible. De lo que no quedan dudas es que el gusto del pendenciero por beber su cerveza directamente de la botella sirve con creces a los fines publicitarios de la cerveza mexicana más popular en el mundo. Por un par de sencillas razones:
En primer lugar, porque beber una cerveza de la botella impide percibir sus aromas y, como sabemos, gran parte de nuestro sentido del gusto se alimenta de nuestra capacidad de olfatear lo que estamos saboreando.
En segundo lugar, porque el pequeño orificio del pico de la botella nos obliga a extraer la cerveza a mayor velocidad y esto produce en nuestra boca un exceso de carbonatación, que 'emascarara' o directamente anula los sabores y aromas de la bebida.
Por último, si le sumamos a estos dos detalles, que la cerveza que estamos a punto de tomar es insípida, está casi helada y -por las barbas de Mefistófeles- tiene una rodajita de limón adentro... bueno, de saborear nos quedarán pocas chances. Una bebida de esas características e ingerida en esas condiciones será en el mejor de los casos refrescante, ligera y fácil de beber, pero no se acercará ni remotamente a una cerveza artesanal, servida en un vaso o una copa a la temperatura adecuada. En estas cuestiones, como en muchas otras del orden de la subjetividad, es probar o reventar.
¡Salud!
NOTAS
(1) Aparentemente, el joven Robert Rodriguez cuenta en su libro 'Rebel without a crew' ('Rebelde sin un equipo de filmación') que para juntar fondos para su película llegó hasta a ofrecerse como conejillo de indias para pruebas de laboratorio. Ser un ícono del cine independiente norteamericano tiene su precio.
(2) El Grupo Modelo, que produce entre otras las cervezas Corona, Pacífico, Victoria, León, Barrilito y Estrella, pertenece desde 2012 a la multinacional belga AB InBev, la empresa más grande del planeta en la industria cervecera, que controla nada menos que un tercio del mercado mundial. Fuente: El País
(3) Nada define mejor al product placement que esta hermosa escena de 'El mundo según Wayne' (1992):
Y aquí les dejamos una actualización del product placement de Corona en cine que quizás tuvieron la desgracia de ver: